viernes, 27 de abril de 2012

El cerebro del pescador

EL CONJUNTO CEREBRAL DEL PESCADOR

Hay veces en las que un pescador se pregunta porqué toma unas decisiones u otras. También puede preguntarse qué ocurriría si hubiera tomado otra decisión.
Estas decisiones pueden ser de lo más variadas: Elección de un señuelo o cebo, lugar de pesca, especie a pescar, salir o no de pesca, etc.

Un reciente estudio de la Universidad Americana de Atapuerca, en colaboración con el Departamento de Ciencias Avanzadas del Ejército de Tierra del Mar del Norte, ha revelado interesantes aspectos sobre la mentalidad de los pescadores.

Para ello se han hecho pruebas con pescadores de todo el mundo. Pescadores de spinning, mosca, jigging, inglesa, carpfishing, rockfishing, etc.

Y a la cabeza de este proyecto, está el eminente científico japonés, Truchohiro Moscamoto (galardonado recientemente con el premio de moda internacional, por la creación de prendas de vestir, a partir de escamas de truchas de piscifactoría y que se comercializan bajo el nombre de Emidio Truchi Clothes, en el Corte Anglosajonés).

El estudio revela que hay 22 partes bien diferenciadas en todos los casos.

1. Esta parte controla las ganas de pescar, de manera que si el tiempo no es el adecuado o ya llevamos mucho tiempo sin pescar puede segregar o no la cañamina, que se encargará de enviar el mensaje mediante la sinapsis, para levantarse de cama a las 4 a.m. o por el contrario, apagar el despertador y dormir hasta que sea la hora de comer.
Se sabe que hay gente que segrega la cañamina de manera excesiva, por lo que es capaz de permanecer pescando muchas horas seguidas, llegando a enlazar dos jornadas de pesca o mas.

2. En esta zona del cerebro, es donde se despiertan nuestras ganas por la compra de material de pesca.
En esta zona se segrega la €urotonina. Esta sustancia hace que los euros, dólares, etc fluyan en favor del dependiente de la tienda de pesca o de la tienda virtual si el pago se efectúa mediante paypal.
Hay disfunciones de esta parte del cerebro, que provocan que un pescador compre compulsivamente cosas que no le hacen falta, renueve el material de pesca con mucha asiduidad o que anteponga la compra diaria, por hacerse con los últimos señuelos del mercado del sol naciente.
Se sabe que algunos pescadores catalanes presentan una atrofia parcial de esta zona cerebral, por lo que presentan índices de compra muy por debajo de la media.

3. Aquí es donde se lleva a cabo la reacción química que decide quién lleva el coche o quién conduce. Mediante la liberación de la carfeína, el pescador toma la decisión de llevar su propio coche o de hacer que algún compañero haga uso de su vehículo para tal fin.
Cuando uno va a pescar sólo, esta parte del cerebro entra en una fase de letargo, que no volverá a actuar hasta que se presente la ocasión.
Además, esta región del cerebro analiza quién está más apto para la conducción, después del desayuno, comida o cena. Y es que si un pescador realiza tomas periódicas de alcohol, se produce una liberación inmediata de merlucina, que licua la carfeína, anulando las capacidades psicomotrices para efectuar una conducción segura.

4. Sin duda esta es una parte muy importante del pescador, pues aquí se genera el sentido del humor del individuo.
Mediante la segregación de humorina, el pescador puede hacer que cada jornada de pesca sea entretenida, independientemente de las capturas o de los hechos que acontezcan durante la misma.
Una falta de irrigación sanguínea en esta parte del cerebro, hace que el pescador sea más serio de lo normal, produciendo incluso la caída parcial de las cejas en la zona en las que estas se encuentran más próximas.
Por el contrario, se sabe de pescadores que presentan un crecimiento anómalo de esta región, lo que provoca un sentido del humor excepcionalmente exagerado. En este caso se produce un tumor, que se conoce con el nombre de THumor.
En España se han localizado varios casos entre pescadores que a su vez editan sus propios blogs de pesca.
Hay una variante de pescador, que es la más abundante en todo el mundo, en la que los niveles de humorina son bajos, lo que lo convierte en un pescador pasivo con buen humor. Estos pescadores suelen arrastrarse, agarrarse la zona abdominal, reírse a carcajadas o defecar por la extremidad del tren inferior en la dirección que marca la gravedad (cagarse por la pata abajo) después de una buena anécdota de pesca, un chiste (ya sea a pie de río, lago o en la costa), una imagen, etc.

5. En esta región del cerebro, un pescador toma las decisiones de si una zona es vadeable o no. Si la valoración es positiva, el sistema motor entra en funcionamiento. En caso contrario se aborta la operación.
La sustancia encargada de esta valoración es la vadeadorina. Esta comienza a segregarse si si estima que un río o una charca de la costa es vadeable. La orden inmediata es que se proceda a introducirse en el medio acuático.
Se ha dado un caso excepcional de un pescador de la región onubense de Lepe, que ha fallecido en un lago. Los indicadores mostraron que su cerebro comenzó a segregar vadeadorina, después de advertir que a un nutrido número de cisnes, el agua le daba por el pecho.

 6. Esta parte del cerebro es la que regula el apetito de capturas del pescador, mediante la liberación de capturina.
Los pescadores que practican exclusivamente el captura y suelta, presentan una atrofia total en la actividad de esta zona del cerebro.
Hay otro grupo de pescadores que presentan una actividad moderada y que suelen capturar aquellas piezas que consideran suficientes para su fin.
Sin embargo, también existe un pequeño número de pescadores, que curiosamente tienen falta de riego sanguíneo en la zona 4 (antes citada), que también adolecen de falta de oxígeno en esta parte del cerebro, por lo que no atienden a vedas, tallas mínimas, horarios de pesca o cupos.
Algunos de los pescadores que han presentado estas características son reputados pescadores furtivos en sus respectivos países.

7. Esta zona del cerebro es vital en un pescador, ya que se encarga de gestionar las necesidades fisiológicas de defecación y micción.
Aquí se liberan dos sustancias en función de la necesidad a cubrir. La pitorina y la cagarina, según se proceda a la eliminación de residuos corporales líquidos o sólidos.
Es frecuente que tras la ingesta de abundante líquido, lleguen las ganas de orinar.
Los pescadores de puerto suelen tener cierta facilidad para captar los efluvios de anteriores descargas o recordar donde había evacuado en otras ocasiones. Para los casos en los que hay que hacer de vientre, se suele recurrir al típico bar, pues suele pescar en lugares que no distan de la civilización.
Los pescadores de río o embalse no suelen tener problemas en acercarse a un árbol o arbusto, para proceder a la eliminación del líquido sobrante. Y para el caso de la defecación, puede hacer acopio de aquellas especies botánicas de hojas más suaves, pañuelos de papel, calcetines, ropa de la que se puede prescindir, etc. Lo mismo ocurre con los pescadores de costa.
Hay algunos casos excepcionales documentados de pescadores que son capaces de defecar sobre el agua, para a continuación hacer acopio de cantos rodados (si se está en un medio fluvial) o de piñas de percebes o mejillones o diversas algas( si se encuentra en el medio marino) para proceder a la limpieza del esfínter inferior.
También hay que comentar que si todas estas situaciones se producen mientras uno se encuentra enfundado en un vadeador, la cosa cambia.
Es reseñable el caso de la micción con vadeador en el caso de los pescadores afroamericanos, ya que hay muchos que "se han adaptado al medio" generando grandes miembros, capaces de asomar por la parte superior del vadeador. De esta manera sólo tienen que sujetar el miembro a modo de lanzacohetes y prodecer a la evacuación.
Por el contrario, algunos pescadores orientales han recurrido a la creación de vadeadores con cremallera estanca o sondas, dado que la longitud del miembro no les permite un amplio margen de maniobra.

8. Aquí se produce una acitividad neural relacionada con la anterior, ya que es la encargada de la ingesta de alimento por parte del pescador.
La gulina hace que en un caso de vacío en el estómago, el pescador busque algo que llevarse a la boca. Lo más socorrido son los frutos silvestres por desarrollarse la pesca en zonas más bien despobladas.
El poco aguante de los pescadores japoneses les obligó desde hace tiempo a comerse el pescado crudo, mientras no llegaba la hora de la comida. De esta manera se creó el sushi.
Si uno es previsor y se lleva un bocadillo, la gulina no se segrega, ya que el cerebro sabe que llevamos una reserva de energía externa y que podremos disponer de ella cuando lo estimemos oportuno.
¿Qué ocurre a la hora de la comida?
Hay pescadores que eligen comer en un bar o restaurante, durante sus jornadas de pesca.
Este hecho, además de facilitar que la parte 7 del cerebro trabaje de manera óptima, hace que la gulina se libere en distintas proporciones.
Un estudio al respecto, ha revelado que si una comida es gratuita, la gulina se libera en grandes dosis, lo que propicia una ingesta masiva de alimento.
Algunos pescadores catalanes son capaces de contener la liberación de la gulina (en especial si les toca pagar) y se autoalimentan de las reservas de grasas existentes en su cuerpo o en último caso, hacen una segunda absorción de los materiales de deshecho, para aprovecharlos un poco más.
La capacidad estomacal de algunos pescadores hace que la gulina se libere desde el desayuno hasta la cena, ante la imposibilidad de llenar un estómago de tal magnitud.

9. Esta parte del cerebro que se comunica con la espina dorsal tiene una misión muy definida y sencilla y no es otra que mantenernos erguidos mientras se pesca.
La depienina se libera durante toda la jornada de pesca, haciendo que el pescador mantenga el equilibrio, en colaboración con el oído interno.
Sin embargo es importante decir que en ocasiones, el alcohol o el sueño hacen que la depienina detenga su salida, provocando vértigos y mareos, lo que dificulta la tarea de proseguir en pie.
El alcohol llega a la sangre tras unos sencillos procesos, pero cuando llega al cerebro, algunas de las sustancias del alcohol combaten con la depienina, aturdiéndola y haciendo que su salida sea más escasa o nula. En este caso se produce el desplome.
El sueño actúa de otra manera, ya que al abrir la boca, el músculo supresor de debajo de la mandíbula inferior, crea una tensión sobre la zona de salida de la depienina, lo que provoca un estrechamiento o embudo que puede llegar a detener la liberación de dicha sustancia. Si a esto unimos el parpadeo contínuo y pausado, la falta de atención es casi nula y sobreviene el desplome.

10. Esta es la zona más castigada del conjunto cerebral del pescador (el cerebelo). Aquí se libera la collejina tras ser golpeado por la madre, mujer o novia del individuo.
Es frecuente que algunos pescadores presten más atención a la pesca que a las personas con las que comparten su vida. Esto hace que a menudo rehuyan de ciertas actividades familiares, que olviden compromisos o que lleguen tarde a determinados eventos de la vida cotidiana.
La reacción más común en el sexo femenino ante tales situaciones, suele ser la de propinar una colleja al individuo que no ha cumplido.
Esto provoca que en el momento del golpe, se segregue la collejina para aliviar el dolor del primer impacto y preparar la zona por si se repite la acción repetidas veces.
Se ha dado caso en pescadores vascos y aragoneses, en los que la collejina ha terminado en la parte delantera (1) del cerebro, dada la contundencia del golpe.
En algunos casos aislados en los que el golpe se ha ejecutado con objetos cotidianos (sartén, cacerola, bombona de butano, perro, gato "hidráulico", etc) la collejina puede ser expulsada fuera del cuerpo a través de los orificios nasales. Esta acción tiene la misma repercusión que la falta de la depienina: El desplome del individuo.
Los casos más graves requieren el ingreso en un centro hospitalario o los servicios de una funeraria.

11. Aquí es donde se gestiona la curiosidad de pescador. La sustancia encargada de controlar el proceso es la meteeldedoenelculoína.
La curiosidad del pescador a menudo le lleva a situaciones un tanto peligrosas.
Hay científicos que sostienen que la meteeldedoenelculoína es la encargada del sentido común. (Estoy totalmente de acuerdo).
Y es que aquí se han dado casos en los que la curiosidad han causado graves secuelas a los pescadores afectados.
Desde pescadores que le han metido la mano en la boca a un tiburón vivo, para comprobar el afilado de sus dientes, hasta otros que han querido comprobar si era factible bajar a la puesta de sargos con su utilitario (descendiendo por el acantilado), pasando por pescadores que han querido comprobar si la pegatina que llevan las cañas de carbono (referente la conductividad eléctrica) era cierta.
Otros han querido comprobar si era posible navegar con un motor de 250 CV en una semirígida de 2.5 metros o si se podía meter una caña de pesca de salmón a cebo en un Seat 600, sin plegarla.
La curiosidad ha llevado a algunos pescadores a pescar lucios con siluro vivo o a hacer pesca de trucha en arroyo con la técnica de jigging en pleno mes de agosto.

12. Esta región es la que regula los sueños del pescador. Mediante la yoquieroesoína, el cerebro es capaz de llevar al pescador a un mundo de fantasía sin igual.
Uno puede soñar que está pescando salmones de 50 kilos en Alaska y que ninguno le rompe la línea. O que tiene la oportunidad de probar unos equipos de pesca de última generación y que le pagan por ello.
Incluso se va a la pesca de gran altura, con unas mujeres macizorras que le sujetan el pez, una vez ha terminado el combate y que posan junto a él, para la foto de recuerdo.
Uno también puede soñar que empieza a pescar robalos de entre 5 y 10 kilos en una zona de roca sin peligro alguno o doradas de 8 kilos en una playa en la que los lanzamientos más cortos superan los 200 metros, holgadamente.
Pero como esta zona esta relacionada con el mundo de los sueños, uno termina por despertarse. Ya sea mediante el despertador, a causa de que la madre levanta la persiana de la habitación sin el menor cuidado o que la parienta descarga una colleja monumental en la zona donde se libera la collejina, anteriormente citada.
Entonces uno vuelve a la realidad, mira que nada de lo que tenía hace unos instantes era real y por un momento quisiera vivir un sueño permanente. En esta fase del día, no hay nada que libere nuestro cerebro para ayudarnos, así que no queda otra que levantarse y comenzar con la vida diaria en el mundo real.

13. Hay lugares del cerebro que pueden ser muy importantes y este es una de ellos, ya que aquí residen los recuerdos del pescador.
Cuando uno está deprimido por un bolo o se acaba de levantar de la cama, tras un sueño en el que la pesca era maravillosamente placentera, la única manera de aplacar el sentimiento de frustración, es echar mano de los recuerdos.
Para ello, nuestro cerebro se ayuda de la rememorina, que es la sustancia encargada de hacer que nuestros recuerdos lleguen con fluidez al momento en el que nos encontramos.
En ese momento nos viene a la mente aquel robalo que pescamos en una zona somera, aquella dorada entrada en kilos que doblegamos en una playa de arena fina, aquella jornada en la que los barbos comían sin desconfianza o aquella en la que pescamos un salmón que hizo las delicias de nuestra familia.
Pero no siempre son gratos los recuerdos, pues también nos puede venir a la cabeza aquella tabla repleta de truchones, que ahora sólo tiene un palmo de agua ... fecal, aquel sargo de unos 3 kilos que nos cortó el bajo de línea cuando ya estaba encima de la piedra y que recuperó su libertad gracias a una ola, o la carpa que bien podía aspirar a ser récord del mundo y que se escapó por haber llevado la sacadera de la trucha.
También puede haber recuerdos con otros pescadores, como aquella noche en la que no pudiste pegar ojo porque tu compañero roncaba más que un Boeing 747 a ralentí, o aquellos pimientos de Padrón que picaban más que unos calzoncillos de fibras de ortiga y que casi te cuesta pagar la comida, o de aquella vez en la que te clavaste una cucharilla en los dedos al intentar lanzar a ballesta.

14. En esta parte del cerebro, se mantiene la alerta del pescador ante posibles peligros mediante la segregación de la al-loroina.
¿Qué pescador de costa no ha visto llegar una ola que hace que manche el vadeador por dentro, porque te cagas del miedo?
¿O cuál no ha huído de un perro que amenazaba con agujerearle el vadeador, la epidermis y la tibia?
¿No habéis experimentado la sensación de que se avecina un peligro en forma de dueño cabreado, cuando intentábais alcanzar unos melocotones maduros a orillas de un río?
Se podrían enumerar muchas más, pues si uno intenta agarrar una gallina de un corral ajeno, para confeccionar unas moscas secas, se enfrenta a un peligro. Si intentamos soltar la cucharilla de una rama en la que cuelga un avispero, nos enfrentamos a un peligro. Si queremos quitar el anzuelo de la boca de una dorada, valiéndonos del dedo, nos enfrentamos a un peligro. Si queremos hacer un pis en una finca que está cerrada con un pastor eléctrico de dos fases, nos exponemos a un peligro. Si nos tumbamos para echar una siesta al aire libre y lo hacemos encima de un hormiguero, nos enfrentamos a un peligro y si queremos cagar de campo entre unos arbustos, y justo detrás de nosotros se encuentra un burro en celo (sin atar), también nos enfrentamos a otro peligro.
Gracias a esta región del cerebro podemos estar atentos, pero eso no evitará que nos muerdan, piquen, nos sometan a reiterados vareazos, nos electrocutemos o nos penetre el burro.

15. Aquí tenemos la parte del cerebro que se encarga del sentido de la vista del pescador.
Mediante la ojoína, podemos regular la capacidad de visión del pescador, haciendo de él una máquina eficiente a la hora de afrontar una jornada de pesca.
Da igual que comencemos a pescar de noche y que hayamos dejado la linterna en casa. El ojo se adaptará a la cantidad de luz existente y dependiendo de la orografía del lugar, nos romperemos los dientes, algún dedo, una pierna, la cabeza o la combinación de algunos.
Además, nuestros ojos serán capaces de discernir si lo que nos ha picado ha sido un robalo o una boga de mar, un salmón o un black bass e incluso diferenciar si hemos capturado un lucio o una dorada.
Sin duda es una región del cerebro de vital importancia.

16. Otra parte que tiene que ver con los sentidos del pescador, es esta. En este caso se trata del sentido del oído, que mediante la orejina, será capaz de enterarse de dónde se están picando truchones kileros o sargos de porte, aún cuando la conversación sea en el momento de una jugada polémica en un Barcelona - Real Madrid.
También podremos ser capaces de captar toda la información importante de una conversación de pesca, desechando aquellos matices y anécdotas que no vienen al caso.
Hay que resaltar que es de vital importancia saber catalogar de qué especie de pescador se trata, ya que si el pescador es el típico mentiroso compulsivo, nuestro cerebro atenderá de igual forma a dicha información.
En este caso el sentido común también ayuda, pues no es posible pescar huchos en un río de Sierra Morena o peces espada en el puerto de San Vicente de la Barquera. Y mucho menos sacar calamares de porte en el puerto deportivo del río Manzanares.

17. El sentido del olfato nos llega de la mano de esta región de la corteza cerebral. La pituitariína nos ayudará a captar el más mínimo efluvio que sea interesante para nuestro deporte. Sin embargo no ayuda en una conversación de la que sacamos la conclusión de que nos huele a sarta de mentiras.
Aclarado esto, es importante tener un buen sentido del olfato, pues sabremos distinguir en una jornada de niebla, si hemos pescado una aguja de mar o una corvina. Esto es interesante, porque en caso de haber capturado el segundo pez, no le pondremos la mano encima, dada la reputación de pez maloliente que tiene ¿O era la aguja?.
En caso de ir pescando por la orilla del río o embalse, esto nos evitará de pisar cualquier defecación que otro pescador, en la que este haya utilizado hojas de alguna especia botánica, evitando así un posible corte en un pie o lo que es peor, el manchado parcial de la bota del vadeador.
Y también nos ayudará a saber si una merluza que vayamos a comprar en el mercado es de confianza o no. Si huele bastante a podrido, es que ya lleva varios días con la pescadera, por lo tanto se trata de un pez de confianza. Si la agalla presenta un color rojo intenso y el ojo es brillante, se trata de un pescado muy fresco, por lo que descartaremos que se trate de un pez de confianza.

18. Esta parte está íntimamente relacionada con la anterior ya que regula el sentido del gusto en el pescador, mediante la lengüina. Esta sustancia pone a trabajar las papilas gustativas inmediatamente después de que hayamos tomado el primer bocado de alimento.
Retomando el caso de la merluza, si esta es particularmente fresca, o lo que es lo mismo, de poca confianza, la reacción inmediata suele ser el vómito.
Por el contrario, una merluza ligeramente maloliente, pero de confianza, tendrá vía libre para alcanzar nuestro estómago.
A su vez, nos ayuda en situaciones de hambruna extrema cuando nos encontramos a pie de río, embalse, lago o la costa.
Si por ejemplo tratáramos de ingerir algunos frutos silvestres del tipo estramonio, tomatillos del diablo, etc. cuyo nombre no es nada tranquilizador, su gusto sabroso nos indicará (mediante el sentido del gusto) que se trata de un alimento de primera calidad. Y esto se sabe porque toda la gente que ha degustado estos frutos, no ha tenido la oportunidad de decir lo contrario.
Si estamos sobre unas rocas plagadas de percebes o mejillones, o una playa con berberechos de buen tamaño, junto a la salida de aguas fecales de un núcleo urbano sin depuradora, el sentido del gusto nos avisará que no hay peligro alguno, pues la depuración de los moluscos es simplemente una medida de precaución, pues nadie ha fallecido por la ingesta de moluscos depurados.

19. El sentido del tacto está regulado por esta zona del cerebro. La sustancia que regula este sentido es la pieleína.
Para los que alguna vez han capturado truchas con las manos, no será novedad alguna que si metes la mano en una oquedad bajo el agua, esperando sacar una trucha, puedes sentir varias cosas. Si sientes un cuerpo alargado provisto de escamas, vas bien encaminado. Ahora bien, llegados a este punto, pueden ocurrir dos cosas cuando decidas sujetar el "pez" con fuerza. Que no pase nada, con lo que habrás capturado una trucha o que recibas un mordisco (que el sentido del tacto tratará de comunicar al cerebro en el menos tiempo posible), con lo que habrás capturado una culebra de agua.
Si uno pesca anguilas o congrios, debe saber que estos peces están recubiertos de un moco protector, que hace que el sentido del tacto falle por momentos, perdiendo eficacia en el agarre, lo que hace posible la pérdida de la captura.

20. Llegamos a una zona importantísima del cerebro de un pescador (la zona oscura), ya que aquí es donde se produce el pique con otro pescador, ya sea compañero de toda la vida o alguien a quién no se ha visto nunca.
La sustancia que se segrega en esta parte del córtex cerebral y que provoca el pique sano o no, es la mecagoentuputacalaverina. Dicha sustancia hace que reaccionemos de distintas maneras cuando tenemos un pique con alguien de nuestro entorno inmediato.
Si por ejemplo vamos pescando con un compañero de fatigas y este se afana en querer el río o la postura de pesca en el mar, la zona del cerebro antes citada, comienza a segregar la mecagoentuputacalaverina, provocando un colapso que hace que tomemos cualquier obejto contundente que tengamos a mano (rama, piedra, mariscador, percebeiro, ...) y procedamos a golpear la zona 10 del conjunto cerebral (el cerebelo). También se puede aplicar una sencilla llave que consiste en meter los dedos en los ojos del pescador rival, afectando levemente a la parte 15 de su cerebro.
También puede ocurrir que nosotros vayamos pescando todo el tiempo y que dejemos que sea nuestro compañero el que pesque las zonas menos prometedoras. Si por cuestiones de probabilidad, nuestro compañero hiciera acopio de capturas, en contra de todo pronóstico, se liberará sustancia suficiente para provocar una reacción emocional adversa, que puede desembocar en que nuestro compañero tenga que volver andando a casa (aunque él haya traído su coche), hasta que se despierte en un centro hospitalario varios meses después de que hayamos roto la protección ósea que envuelve el conjunto cerebral (entiéndase cráneo), pasando por el envenenamiento del bocadillo de salchichón o la incrustación parcial de nuestro empeine en la parte de la entrepierna de nuestro compañero.

¿Qué ocurre si no conocemos al otro pescador?
Puede ocurrir que por circunstancias de la vida obtengamos un permiso para pescar en el mejor coto salmonero de Asturias, el primer día y con las mejores condiciones posibles. Pero claro, hay algún pescador más que tendrá ese mismo privilegio.
Si llegamos al río, justo después de la medianoche (por lo que estaremos en el día indicado), nos ponemos a dormir junto al pozo deseado, con la caña de cebo desmontada (por si apareciese la guardería) y resulta que justo cuando se puede comenzar a pescar, nos encontramos a otro pescador sacando el que será el campanu y además nuevo récord de España de salmón, la segregación de la mecagoentuputacalaverina será tal, que nos aportará una fuerza sobrehumana, con la que lograremos saltar a la otra orilla del río (que dista 50 metros) al más puro estilo Matrix, agarraremos al tipo por el cuello y le propinaremos una patada en los cojones, tan atroz, que el individuo experimentará una aceleración descomunal, que le llevará hasta la estratosfera, siendo consumido por el rozamiento con la troposfera.
(Las variantes posibles son infinitas)

Y por fin vamos a hablar de dos regiones del conjunto cerebral del pescador y que han sido analizadas recientemente.

21. En esta zona del cerebro es donde habita la parte "creativa" en cuanto a invenciones del pescador se refiere. O sea, que es donde nacen las trolas, jarolas, mentiras, milongas, etc.
La sustancia que ayuda a regular esta parte del cerebro, es la mentirina. Se está tratando de conocer cual es su composición y porqué vía llega al cerebro, porque todos los pescadores analizados, presentan niveles preocupantes de esta sustancia.
Esto hace que el pescador sea el ser más mentiroso que camina bajo las estrellas, junto con los políticos.
Quién no ha escuchado a otro pescador: -Capturé dos truchas de 6 kilos en tal río, con un 0.10 mm de bajo. Y claro, el que escucha esto y sabe de qué río se trata, piensa: -!!Pero qué dice este tío, que hubo un vertido hace dos días que mató hasta las piedras¡¡.
Alguno comenta a veces: -Saqué una lubina tan grande, que le tuve que atar un pañuelo rojo en la cola, porque me sobresalía más de un metro del maletero del coche.
Y el que lo escuche pensará: -!!Si eres daltónico¡¡ !!Qué cojones de pañuelo vas a poner¡¡.
Alguna vez escucharíais: -Saqué tantos sargos (en tal sitio), que tuve que llamar por el móvil a los de salvamento marítimo para subirlos.
El que escucha esto piensa: - !!Pero qué salvamento marítimo, si con los dedos gordos que tienes no aciertas a marcar ni en la pantalla y el teléfono te diría que el número no existe¡¡ !!Y qué sargos ni que leches, que ahí sólo se capturan bogas¡¡.
Otro te puede decir: -Cogí un bass tan grande, que la foto no me cabía en la memoria de la cámara. Y el que escucha pensará: -!!Pero qué cámara, si para ti un folio en blanco es un rompecabezas¡¡.
A otros se les da por mentir sobre sus equipos de pesca: -Me he comprado una caña de Xinmanos, que me ha costado un riñón. !!Pero qué caña de Xinmanos, si es Shimano¡¡ !!Y si es que te ha costado un riñón, ¿Qué haces tomando cubatas?¡¡
Otro te puede decir: - Tengo un señuelo de DUO, que pesca sólo. Y tú piensas:- Me Daiwá (léase Da iguá). Pero ¿Qué es lo que pesca sólo? ¿Sólo pesca lubinas? ¿Sólo pesca tiburones?
Otros presumen de nueva embarcación: -Me he comprado un barco para ir a pescar atunes. Y el que sabe de qué va el tema piensa: -!!Un barco, dice¡¡ !!Una barca ... y del Carrefú¡¡ !!Que de paso que la compraste, te has pillado una oferta de 3x2 en latas de atún¡¡
Otro que presume de destino de pesca: -El año pasado me fui a las Seychelles a pescar a jigging y este año me voy a las Bahamas.
Y el otro piensa: -!!Si no tiene ni para pagar el parking del aeropuerto¡¡ !!Lo que "Va a más" es tu capacidad para mentir¡¡.
...
(La lista sería interminable)

22. Para finalizar, hablaremos de la parte MÁS IMPORTANTE del conjunto cerebral de un pescador CASADO. (Los pescadores que están arrimados, de novios o sin pareja, no disponen de esta parte del cerebro). Esta surge espontáneamente, cuando el pescador escucha a su cónyugue por primera vez, aquello de: !!!!!!AQUÍ SE HACE LO QUE MANDO YO¡¡¡¡¡¡
Esta locución, en un tono que es capaz de poner alerta a todos los perros de una ciudad, genera una longitud de onda tal, que hace que el esternocleidomastoideo se contraiga, provocando una evaginación en el lóbulo parietal (otros se refieren a este como "lóbulo pariental"), que se corresponde con la región 22.
La sustancia aquí segregada es la parientina y esta es capaz de actuar de muchas maneras en el cerebro del pescador, dependiendo de la situación.
Puede actuar como:
- Calmante (después de un bolo): -Cariño, no pasa nada. Hay peces a vender en la pescadería. Por cierto, el rodaballo está a 25 euros kilo.
- Anticefaleas, antimigrañas: - !!Como no llegues antes de la hora de comer, te pego una leche que que arranco la cabeza¡¡.
- Laxante: !!Como me manches las escaleras, te vas a cagar¡¡
- Recordatorio: -¿Te acuerdas que si te dejaba ir de pesca, le cortabas el césped a mi madre?
- Tonificador capilar: -!!Si no quitas las cañas del armario, te voy a dar "pal pelo"¡¡
ETC

Además, la parientina puede aliarse con otra sustancia afín, llamada suegrina, provocando efectos devastadores en el individuo, ya que las actuaciones antes citadas, se elevan a la enésima potencia, creando una reacción adversa, que en el peor de los casos provoca la muerte.
La sintomatología de este proceso consistiría en una serie de convulsiones espasmódicas agravadas por una reiteración en la liberación de collejina, que por causas desconocidas también puede acarrear dolores en la zona escrotal.

Un consejo del doctor Truchohiro Moscamoto, dice que si se cuentan con todos los permisos del cónyugue, la liberación de la parientina es mínima, por lo que la calidad de vida aumenta. Y si por casualidades de la vida, la pareja es huérfana, nos evitaremos la mayor reacción adversa posible, con lo que también tendremos algo más a nuestro favor.

3 comentarios:

Sergio dijo...

Pero menuda imaginación que tienes,jeje. Ahora se te ha dado por escribir un libro...jeje. Con tantas partes del cerebro dedicadas a la pesca no me extraña que luego se me olvide comprar el pan.

Un saludo.

ANDER.Z dijo...

AUPA JOSE

Pero tú que desayunaaaaas????

Aunque lo cierto es que me siento identificado con muchos por no decir todos los apartados...jajaja.

Llevo unos 20 días sin ir de pesca y tengo el cerebro a reventar,eso sí,la zona cuatro a tope y en forma jeje.

SALUDOS GAMBERROFIERACRACK

Anónimo dijo...

Jo ho he trobat penós. No m'ha agradat gens.